jueves, 6 de agosto de 2009

Viví la pandemia con Cristopo

Que via andar de vacaciones estuve con la mismísima gripe H1 N1, dicen que la contraje estando con Mazzú, más yo sé que la traje de Madrin, losé bien porque luego de estar con Carlitos en ese hotelito cerca del empalme , sentí una fiebre en tuita mi osamenta.
Carlitos me cantaba al oído, desafinao el hombre , pensaba mientras con la única toalla quenos habían dao en el hotel el pobre lme mojaba la frente.
Vendí el reloj que dio el año pasao el niño pa¨pagarle la atensión a Carlito, y con el resto saqué el pasaje de guelta a Río Gallego, ahí no alcansé a llegar que me internaron en terapia, y pasé a ser lo que orgullosamente juí; uno de los 80 casos positivos que tuvo la provincia.
Pese a que se trataba de una enfermedá contagiosa muchos escritores patagónicos me jueron a ver, estaban en el pasillo del regional,tuitos amontonaos como bosta i guanaco. Disque asigún me confidenció la Moro que tuitos resaban en distintos credos aunque no sé si era pa’ que me juera deste mundo.
Entre ese enjambre de escritores estaba, asigún me relató un enfermero jovencito el mesmo Sebastián Tresquerres ,que me observaba nervioso desde ajuera, pa’ no tentarse, supongo.
Una noche en después que me pasaron a la sala se me lo acercó de golpe y me entregó un libro llamado el Beso, a la semana me mandaron a mi rancho, lo que pasó ahí es parte de la verdad de dos hombres de palabra y va morir conmigo, lo único que puedo decir es que Cristopo o Sebastián Tresguerres no se irá más a guenos aires juró quedarse conmigo en mi ranchito, cebándome el tiento tuitas las noches hasta que este gaucho de palabra se reponga por completo .